El reconocido escritor nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, destacó la riqueza cultural del Caribe el dictar una conferencia magistral en Santo Domingo dentro de la Cátedra de Literatura Caribeña René del Risco Bermúdez que desarrollan el Centro de Estudios Caribeños de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm) y la Fundación René del Risco Bermúdez.
En el acto, el autor también recibió el diploma de Profesor Honorario de la Pucmm que le entregó el vicerrector, David Álvarez, en representación del rector de la academia, presbítero doctor Alfredo de la Cruz Baldera.
El narrador expresó: “El Caribe, está aquí y en muchas otras partes, y comienza donde uno quiere que comience y termina en un confín de sombras vaporosas, mar revuelta, encajes de espumas sanguinolentas tejidos en la prosa de Alejo Carpentier, donde navega el bergantín errante de velas en harapos de Víctor Hughes, el oscuro comerciante marsellés, libertador de esclavos y luego monteador de esclavos, y en cuya proa se alza enfundada la primera guillotina que llegó a través del Atlántico para que las cabezas rodaran también aquí en nombre de la revolución francesa”.
Además, agregó: “Oigan esos ecos cantarinos, esas parrafadas que terminan atropellando en un solo sostenido las palabras mutiladas. Son los mismos dejes, los mismos acentos que ya oímos antes en Barranquilla, en Cartagena, en Santa Marta, en Maracaibo, y que seguiremos oyendo en Veracruz, en Panamá, en Santo Domingo, en La Habana, en San Juan, una sílaba comida de más, quizás, una entonación risueña, un registro más alto, una muletilla esplendorosa, tan sólo como leves distinciones de un mismo cantar”.
Al exponer sobre “Mitos e historia en la literatura latinoamericana y caribeña”, el autor de las novelas “Castigo divino” y “Margarita, está linda la mar” recalcó que en el Caribe se habla cantando.
“Si hay un caribeño ecuménico, ese es Juan Bosch, maestro de cuentistas. Su infancia en La Vega hace surgir su universo de imaginaciones, hijo de un inmigrante catalán, que de albañil pasó a comerciante, y de una portorriqueña de padre gallego, marcado a ser errante…”, dijo.
“Y maestro de la modernidad: la prostituta gorda que acarrea sus enseres en una carreta de bueyes para establecerse en una calle olvidada de un pueblo olvidado, en el cuento Fragata, anuncia a La Cándida Eréndira y su abuela desalmada de García Márquez; o esa pieza magistral que es Rumbo al puerto de origen, en el que cuenta la historia mágica de Juan de la Paz, el pescador que cae al agua en el afán de agarrar una paloma, que es como una aparición sobrenatural en el océano, mientras su barca de vela se aleja empujada por el viento”, expresó.
El autor también se refirió a los ritmos de América y del Caribe y mencionó entre otros destacados músicos y cantantes al dominicano Juan Luis Guerra.
“El tango, y también el danzón, mezcla excelsa de la contradanza de la corte francesa y el fragor de los tambores africanos, y las habaneras que Bizet llevó hasta las tramoyas de Carmen, y los boleros de Álvaro Carrillo en noche de luna, y las bachatas y los merengues de Juan Luis Guerra, ¡ojalá, de verdad, lloviera café en el campo! y los vallenatos de Rafael Escalona”, manifestó.
Al finalizar su disertación, Ramírez dijo que solo hay que poner oído a los tambores que palpitan en las sienes, oír a través de los siglos el ruido de las viejas cadenas que se arrastran por los galpones de las plantaciones de algodón del sur de Estados Unidos, en los bohíos de los ingenios azucareros de las Antillas, en las plantaciones de cacao del Brasil.
“Un clamor que viene desde los cielos de tormenta, la furia de un huracán que sopla, el animal oscuro vestido de lentejuelas. Un acorde de músicas y un ruido de voces. El Caribe sin tregua y sin fin que somos todos”, concluyó manifestando entre prolongados aplausos del público, puesto de pie para recompensar su cautivadora conferencia.
Ramírez fue presentado por la escritora Soledad Álvarez, miembro del consejo directivo de la Fundación René del Risco Bermúdez, encabezada por Minerva del Risco.
“Pregones de fruteras, pregones de cerrajeros, pregones de lotería. El polen mágico, las palabras y sus músicas y sus ecos vuelan sobre el mar de las Antillas arrastradas por los vientos de tormenta”, puntualizó.
Y añadió: “Y hablamos contando. Todos somos novelistas en ciernes, desde luego que a cada quien, desde la infancia, lo deslumbra una historia maravillosa. El polen mágico, las palabras y sus músicas y sus ecos vuelan sobre el mar de las Antillas arrastradas por los vientos de tormenta”.
Ramírez, Premio Alfaguara de Novela 1998, reconoció a Juan Bosch, escritor dominicano y expresidente de la República.
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